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Creativo: Notas Sobre Enfermedad Desde un Celular

Creativo: Notas Sobre Enfermedad Desde un Celular

Nota del Editor: este es una pieza creativa. Las opiniónes en esta pieza no nesecariamente reflejan las de la redacción de 14 East.

Mientras miramos hacia abajo a puntos planos,

el virus se expande por lugares que no podemos ver

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Una muchedumbre hiperventila en la farmacia,

alrededor de una sección de jabón de manos vacía.

El próximo día los del CDC dicen que no es propagado por

las manos necesariamente, sino    por    respiración

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Desde un tren elevado,

puedo ver un buffet de hombres

en el terreno de un edificio

nuevo en nuestro centro

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Un niño en mi trabajo tose sobre nuestra mesa —

los otros tutores y yo hacemos pausa, luego nos reímos —

sabemos que los niños no lo pueden contraer, esto lo sabemos

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Mis audífonos ya no sirven:

he torcido los cables fuera de lugar.

Ahora cada movimiento      quiebra la música.

 

Tiemblo bajo el temblor de un tren, queriendo

leer tu texto, pero dejo el teléfono en mi bolsillo

y el zumbido en mis oídos para no     parar la harmonía.

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No podemos ir al trabajo, los estudiantes

son recordatorios regordetes de la muerte —

“conductos virales”, resolvió el mensaje

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Los parques están vacíos en el Día de San Patricio.

Miles de camisas verdes parrandean detrás de puertas de neon,

tomando y fumando hasta su debilidad, su inmunidad

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Me gusta tu mano

sobre mi corazón

estamos juntos

me das calor

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La cucharada de miel descendió

tan rápido que no sé si ayudó

la picazón en mi garganta o no.

 

Alergias de primavera, repito

como un mantra sobre el fregadero.

Toso distraídamente en la toalla de manos.

 

Mareado en la ducha, canto canciones

de Springsteen para calmarme — mi corazón

está afilado, los costados me duelen.

 

Tomaste te muy rápido. Voy a visitar

a mi viejito enfermo en una hora, iré a

tu apartamento después.

 

Respiro profundamente.

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Toco la canción que me mandaste

mientras que espero tu texto

 

hasta que mis audífonos

se descomponen y siento

 

la necesidad de contactarte

otra vez.

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Un lunes gris por la tarde – cuando no estamos viendo nuestros

celulares, la única otra persona en este ataúd de metal y yo nos miramos

a través de este pasillo largo de formaldehído. Me pregunto si ella

También va de visita con su tía por un plato caliente de pozole con pollo.

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Y las tías todavía están chismeando en el sillón

sobre la fiesta de Navidad del año pasado.

Los niños juegan como changos en el colchón

y se caen donde la alfombra está mojada con leche.

Un hermano mayor maneja a su hermanito a la estación

y espera en oración hasta que el tren está distante.

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En una solitaria caminata con mascarilla por la ribera de concreto,

parezco un trabajador municipal con abrigo café arreglando

un tanque séptico. No puede ser, los despidieron a todos ellos —

ni siquiera hay la necesidad, la central de aguas residuales

que va a los suburbios está aquí al otro lado.

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Cada película que veo,

cada voz ahumada me hace

aclarar la garganta como si

la pantalla estuviera acercándose

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Escuchando música en mi laptop junto a la ventana por cuatro

días, se me olvidó cuanta dimensión tienen las colinas.  Estoy

corriendo descalzo, con mi camisa floreada, por el largo crepúsculo,

el campo cerca de la depuradora, el sonido de los trenes es

extraño a mis oídos, como si Dios hubiera ajustado los diales

y equilibrado la mezcla — un torbellino de pájaros resonantes.

 

No he temblado con tanto calor en semanas. Las nubes

son fósiles resucitados por su humedad y el sonido de

un avión en el aire es un intruso — me doy cuenta que

estoy en el templo de los conejos, caigo en cuatro patas,

riéndome con dolor, besando el lodo frío, mi carne 

melosa como la maleza amarilla junto al río. 

_______

Tu voz suena ronca por teléfono — puede ser un resfrío,

no estás segura. Exhalo las noticias: el virus está en mi edificio,

 

pensando en la vacuna contra piojos que dibujé en tu

espalda desnuda. Me dices que no me preocupe por ti,

 

pero la garganta me duele y no sé por qué.

 

 

Ilustración titular por Jenni Holtz, 14 East